lunes, 15 de diciembre de 2008

SOBRE LA PRIMER PROPUESTA DE REFORMA ENERGÉTICA

Desde hace 25 años se lleva en México una paulatina demolición de la empresa paraestatal Petróleos Méxicanos (Pemex) que se ha hecho sentir más desde hace algunos meses debido a una propuesta de Reforma Energética presentada al legislativo acompañada de una sensiblera campaña mediática en la que se hace afirma la existencia de un “tesoro” escondido (expresión que me parece bastante cursi) en las profundidades del golfo y que es necesario extraer “hoy más que nunca” para traer años de felicidad a todos los mexicanos.
Lo más notable del proyecto de Reforma Energética presentado es que pretende reformar el artículo 27 constitucional que ordena la exclusividad de la Nación en la explotación de hidrocarburos que constituyen la industria petrolera, para que ahora el Estado se encargue sólo de las “áreas estratégicas” de la industria. Esto es un popote legal para permitir taimadamente la introducción del sector privado en actividades que hoy son exclusivas de Pemex y que puedan calificarse como no estratégicas, v. gr. Transporte, almacenamiento, refinación y venta de primera mano de petróleo, gas y derivados. Además de lo anterior el documento también incluye planes para quitar a la paraestatal la exclusividad de exploración (tan necesaria para encontrar el tesorito); para crear una “comisión del petróleo” y para sustituir la actual Ley Orgánica de Pemex.
Ninguna reforma debe descalificarse de entrada. En lo personal considero pertinente la sustitución de la Ley Orgánica de Pemex, por una que la dinamice y modernice. Sin embargo, en sus demás apartados, la Reforma me parece mala. La entrada del capital privado a una industria con todas las señales de ser un monopolio natural es un tremendo error (para muestra Telmex).
Las explicaciones más frecuentemente presentadas por los favorecedores de la Reforma es que Pemex es muy ineficiente, que la entrada de competencia privada mejoraría las condiciones del mercado, que hay mucho petróleo por explotar que no se extrae por falta de infraestructura, que no es malo que ingrese la iniciativa privada en áreas como la refinación y que la Reforma no pretende privatizar a la petrolera.
Leyendo fielmente la realidad podemos derribar los anteriores argumentos. Pemex es eficiente económicamente hablando, es una de las cuatro productoras de petróleo en el mundo. En 2006 tuvo un rendimiento, antes de intereses e impuestos, de 72 mil millones de dólares (suma sólo superada por la obtenida por Exxon); no necesita aliarse con nadie para mejorar su funcionamiento y menos con las transnacionales (léase sus competidoras) para ser económicamente rentable; si el actual desempeño de la empresa parece atascado es debido al régimen fiscal al que se le ha sometido, a que mantiene al enorme aparato burocrático mexicano y a que se le niegan cada vez más recursos para su mantenimiento. Además el ingreso del capital privado no garantiza la mejora de la estructura de mercado, para quien no lo sabe, la iniciativa privada ya trabaja en algunos sectores junto a Pemex como la petroquímica básica y la venta de gasolinas (en forma de franquicias); hoy México es un importador neto de petroquímicos. Pémex fue capaz hace dos décadas, durante el boom petrolero en la época de López Portillo, sin ayuda privada, de construir tres plantas refinadoras casi simultáneamente, inexplicablemente hoy no se ha hecho algo similar a pesar de que estamos presenciando un período de bonanza por ingresos de exportaciones de crudo mayor al López-Portillista. La existencia de un supuesto teosoro abundante de petróleo no explotado y que los estadounidenses y hasta los cubanos nos están ganando está siendo usado para dar a entender que Pemex no tiene suficientes ingresos como para financiar la exploración (una de las áreas que se quieren privatizar), sin embargo en 2006 Pemex generó ingresos suficientes como para financiar su propio gasto de infraestructura y poder construir un par de refinerías. Para quienes dicen que la Reforma no quiere privatizar Pemex, porque no se plantea literalmente la venta de los activos de la empresa, habrá que leerles la definición de la palabra privatización dada por el Pequeño Larousse (ya ni de la RAE), que a la letra dice Privatización: Acción de hacer que recaiga en el campo de la empresa privada lo que era competencia del Estado. Y precisamente es eso lo que se hace al favorecer la participación privada en sectores que son competencia exclusiva de la Nación. El recurso petrolero existente en tesoros reales y no ficticios como Cantarell y Chicontepec bien administrado puede y debe dar a los mexicanos años de seguridad energética sin necesidad de abrirse a la iniciativa privada que sólo vela por sus propios intereses.

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