lunes, 15 de diciembre de 2008

AUMENTO MUNDIAL EN LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS ¿QUÉ SE HA HECHO EN MÉXICO?

Nadie con un mínimo de información puede negar que todos los productos alimentarios estén encareciéndose más de lo acostumbrado. Lo anterior ocurre no sólo en Jalisco ni es exclusivo de México, sino que es un fenómeno mundial que ha provocado un gran número de manifestaciones y reacciones por parte de dirigentes políticos y económicos. La comida se está volviendo más cara que nunca y las consecuencias son obvias: Un aumento en el número de personas que sobreviven en extrema pobreza.
La Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas, el Banco Mundial (BM) y otros organismos multinacionales han emprendido acciones que solucionarían el fenómeno según sus particulares modos de interpretación de lo que está ocurriendo; acciones que van desde la concesión de préstamos (el más puro estilo del FMI y el BM) y la creación de fondos alimentarios, hasta la fijación de reglas para la producción de los multicitados biocombustibles en especial el etanol.
En México el gobierno anunció, a principios de la semana pasada, su plan de enfrentamiento a esta situación. Se liberalizará de aranceles a todas las importaciones de alimentos. Se subsidiará a productoras transnacionales para evitar el aumento de los precios; se incrementará la ayuda alimentaria del programa Oportunidades y se pretenderá subsidiar a los consumidores de gasolina. Algunas de las acciones van encaminadas a reducir los costos de producción y otras son medidas económicas famosas por frenar ciclos; pero ninguna es de gran ayuda, como se puede leer más abajo.
Hasta donde yo sé, el alza actual de los precios de alimentos puede ser explicada por distintos factores: Los costos de producción agrícolas han aumentado, porque el combustible ha elevado su precio (recordemos el alza de precios del petróleo, otro fenómeno mundial), y algunos insumos, como los pesticidas, también se han vuelto más costosos. China e India, dos potencias emergentes, han acrecentado su demanda de carne, leche y huevo, lo que eleva sus precios y hace un efecto mayor en el incremento de los costes de granos que sirven para la engorda de ganado, de ahí que podamos deducir que la malnutrición se expandirá; si se come más carne y menos granos no se ingieren los nutrientes básicos en suficiente cantidad ni calidad. Ha habido sequías que han reducido las reservas mundiales de granos a niveles alarmantes. La Producción de biocombustibles necesita tierra cultivable, misma que le es arrebatada a la siembra de cereales comestibles, o bien muchos alimentos que antes se comían, ahora se queman como combustible. Y por último, muchos inversionistas han comenzado a especular con los precios de los alimentos, para compensar sus pérdidas de la pasada crisis hipotecaria en EU.
Si en México se pretende quitar los aranceles a la importación de alimentos, lo que se está haciendo es abrirse a la contaminación especulativa de precios, incluso si el “beneficio” se extiende a las exportaciones, lo que se generaría un desabasto de comida en el país, porque se preferirá vender caro en el exterior que vender barato en el país. Además los altos precios de los víveres no tienen nada que ver con los aranceles. Subsidiar a un productor es una contradicción a los principios mismos de la ley de la oferta y la demanda porque se corre el riesgo de subsidiar a quien no lo necesita (por ejemplo a una trasnacional), antes bien se debe de subsidiar a los consumidores; si a un productor se le da dinero se le ayuda con sus costos de producción, pero nada ni nadie nos garantiza que bajará sus precios, antes bien se ve beneficiado porque su margen de ganancia aumentará. Incrementar la ayuda en alimentos del programa Oportunidades sí es un subsidio a la demanda y puede tener algún efecto positivo, pero que no contrarresta en forma total el problema arrastrado. Absorber una parte del costo de la gasolina a los productores de la industria alimentaria no es una excelente idea, porque es un subsidio que beneficiará más a quien más gasolina usa, precisamente a los productores que menos necesitan de la ayuda.
Las medidas correctivas del gobierno no han sido las mejores, por tanto el incremento en los precios de los alimentos continuará indefinidamente, sobretodo en productos como el arroz y el maíz que, por sus características mercantiles y por los especuladores, están variando sus precios por causas que nada tienen que ver con la oferta y la demanda.

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