lunes, 15 de diciembre de 2008

MACROECONOMÍA FINANCIERA PARA NO ECONOMISTAS POR UN ECONOMISTA 3/4

Las alzas y caídas en las Bolsas de Valores no afectan, en el corto plazo, de manera importante, salvo excepciones muy marcadas como la crisis de 1929, a las personas comunes y corrientes que no están relacionadas ni tienen inversiones en ellas. Sin embargo los índices generados ahí son un referente importantísimo para conocer la salud de la economía y el estado que guardan las intenciones de inversión de los empresarios que, como es fácil deducir, es una de las maneras como se crean empleos. La forma como se generan estos termómetros se explica de forma sucinta a continuación.
Las Bolsas de Valores, en ocasiones también denominadas como Bolsas de Comercio, son instituciones privadas que proporcionas el espacio y las facilidades necesarias para que se encuentren quienes compran valores con los que los venden. Es decir, es el lugar en donde se genera información clara y suficiente para tomar decisiones de inversión. Dichas facilidades son particularmente importantes para los miembros de las Bolsas de Valores interesados en el mercado de dinero, que básicamente son los demandantes de capital financiero y los oferentes de capital financiero; entiéndase quienes necesitan dinero, para invertir por ejemplo, y quienes tienen el dinero, porque ahorran.
De esta manera los inversionistas (ahorradores principalmente) utilizan toda la información disponible para decidir en dónde colocar sus fondos y siempre se inclinarán por prestarle liquidez a las empresas y los organismos públicos y privados que muestran estar saneados y ser rentables. No es un juego de azar; los inversores colocan el dinero en donde más les conviene y mientras menos riesgo haya mejor. Lo que sí hay en gran cantidad es lo que se conoce como expectativas, que son las ideas y lo que en general se espera pase con tal o cual empresa y eso se refleja en el precio de sus acciones. Las expectativas juegan un papel importante porque los prestamistas deben estar concientes de que si colocan mal su dinero y lo pierden, nadie se los devolverá.
El dinero que está en juego tiene un “precio”. La interacción entre la oferta y la demanda del mismo generan una Tasa de Referencia. Y en algunos países, como Estados Unidos, es usada para controlar la cantidad de moneda en circulación, algo que en México se hace por medio del “corto”. Si la tasa es alta, los bancos prestan caro y el público en general pide menos préstamos y menos crédito, por tanto se consume menos. Para los prestamistas inversores en la Bolsa de Valores el riesgo se habrá vuelto muy alto porque la inversión debe generar utilidades por encima de la tasa de referencia para ser rentable y obviamente las probabilidades de tener pérdidas son mayores a las probabilidades de obtener ganancias y entonces deciden no dar liquidez a ninguna empresa que genere utilidades por debajo de la tasa. Los dueños de títulos en deuda salen ganadores porque cobrarán intereses mayores. Todo lo contrario pasaría con una tasa baja.
Si en Estados Unidos, por ejemplo, las tasas de interés están subiendo tanto que la Fed, (el equivalente al Banco de México) tiene que intervenir para controlarla quiere decir que el riesgo está aumentando muy rápido, los préstamos y el crédito se encarecen, las personas que pagan el crédito hipotecario de sus casas, por ejemplo, a tasas flexibles verán aumentar su deuda junto con el aumento del interés, habrá menos inversiones, el desempleo aumentará, el consumo caerá y si a eso agregamos que alrededor del 90% de las exportaciones mexicanas van destinadas a EU, es claro que el pánico se trasladará a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) con resultados diez veces peores y los inversionistas retiran su dinero, el Índice de Precios y Cotizaciones de la BMV irá bajando en lo que será una clara señal de lo mal que estaría la economía nacional, ahuyentando a todo aquel que quiera poner negocios en México.

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